MIEDO AL CONTACTO FÍSICO
Para algunas personas el contacto físico resulta incómodo o amenazador, y esto puede deberse a patrones culturales, personales o a problemas sin abordar. Te contamos las principales causas.
Algunas investigaciones han encontrado que el grado en que mostramos afecto físico y nos sentimos cómodos con él depende del modo en que fuimos criados. Crecer en un núcleo familiar cercano y amoroso anima a los pequeños a adoptar este mismo estilo abierto y tendente al contacto físico.
La autoimagen y la relación que tenemos con nuestro propio cuerpo también pueden ser variables de peso. Es común que quienes se sienten incómodos ante el contacto con otros posean una pobre imagen de sí mismos y (de forma más o menos consciente) sientan rechazo hacia su cuerpo o su imagen.
El entorno en el que crecemos y en el que vivimos también moldea la opinión respecto a las muestras físicas de afecto. Y es que, como todos sabemos, en ciertas culturas esta cercanía física se fomenta y se enaltece, mientras que en otras se restringe y se coarta.
Por otra parte, aunque hay personas a las que no les gusta el contacto físico, hay otras que verdaderamente no lo soportan, causándoles gran ansiedad la sola idea de ser tocados por otros. En este caso, se trata de un miedo irracional conocido como hafefobia.
Independiente del origen que hace que se rechace el contacto físico, es necesario entender que la privación del mismo podría interfieren en las sanas relaciones interpersonales y el equilibrio físico emocional, por tanto la recomendación será buscar guía terapéutica.